Hace unos meses empecé a trabajar en docencia, algo que jamás me había imaginado, y hasta ahora es una de las experiencias más reconfortantes que he tenido, porque ser profesor es más que solo colgar un material y poner una nota; es involucrarse académicamente con el estudiante y velar por su bienestar intelectual, el cual se ve influenciado por problemas en el hogar, imprevistos personales, temas de atención... Hay que ser medio psicólogos y tener desarrollado un buen gobierno emocional para poder guiar adecuadamente a los chicos. Yo quiero brindar otro tipo de metolodogía que trascienda sobre los anticuados, sino qué fácil sería. Hay que ganarse bien los frejoles pues.
Sé que muchos estarán pensando: "¿Esto qué tiene que ver con moda?" Pues he podido observar que muchos colaboradores, ya sean seniors o juniors, con los he trabajado estos años no suelen aceptar las críticas de una forma adecuada. Obviamente, cada una de ellas ser objetiva y ser respetuosa, sobre todo, porque uno no ataca a la persona, sino al problema, lamentablemente la gente tiende a tomarlas de una forma personal.
Contextualizando la situación, recuerdo el siguiente caso: una vez que un lector le escribió a un blogger aconsejándole, en buena onda, que haga hincapié en la ortografía de su bitácora virtual; no obstante, el autor lo tomó como un insulto y le respondió de una forma inadecuada al usuario. Este es uno de los errores más frecuentes que he podido percibir en el tiempo que ando "bloggeando" en el ciberespacio y más allá. Nosotros nos debemos a nuestros lectores y si alguno brinda una crítica constructiva para ser mejor, ¡excelente!
La vida da vueltas, por ello es mejor sonreír y seguir adelante con ella.